más idas...
despertamos un día pensando que todo estará bien, que el camino que llevamos es el correcto.
aparece una bifurcación, entra la duda y el miedo de qué pasará en cada lado, a dónde llevarán esos caminos, ¿nos separarán de lo que hemos construído?
miedo, mucho miedo si uno no está entero, sino sientes la confianza que sentías antes, sino te sientes chingón contigo mismo.
y luego simplemente queda dar el paso, hacia el lado que sea, darlo, respirar profundamente y no mirar al otro lado... puedes ver atrás pero no al otro lado.
decisiones, metas, sueños que se irán creando, que irás enfrentando.
soledad, tristeza, nostalgia siempre estarán presentes. son parte de vivir la vida. pero saben ricas acompañadas de experiencias nuevas.
el tiempo seguirá andando, la vida continuará, sólo hay que aprender a revivirla, darle un golpecito que la incite a saltar, a gritar, a reír, a ser feliz de alguna forma.
todos quisiéramos que hubiera un manual de cómo vivir, de cómo continuar avanzando por los caminos; pero seguramente no leeríamos ese manual, diríamos que no es necesario, que sabemos cómo armar el modelo. decimos que somos autosuficientes.
las idas duelen, pero los recuerdos prevalecen y son más grandes que el momento de catarsis de la separación.
puede haber reencuentros en los caminos, pequeñas veredas confusas que nos llevan a otro camino, hay que ser fuertes para pasarlas sin problemas, para que el camino no juegue con nosotros hasta cansarnos y dejarnos sin fuerzas.
al final el camino sigue hasta que un día, como todos sabemos, morimos; entonces se termina el camino, pero nuestros pasos quedan tatuados en el suelo como piedras mohosas buscando liberarse de la humedad que las erosiona.
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