en el calor después del aire

se movían las ramas de los árboles, pequeños crujidos y conversaciones entre ramas, entre hojas, entre el aire y los espacios llenos y vacíos del bosque... los árboles al caer la noche iban adquiriendo formas interesantes, parecían reubicarse, reencontrarse, volverse una incesante fiesta de troncos y ramas...

los pájaros sin falta a las 5 estaban de regreso en sus ramas, las lechuzas vinieron por alguno en la noche, gran barullo, al parecer uno menos en la gran familia de pájaros silvestres, pájaros azules, jilgueros, y muchos otros...

la tierra se desplazaba lentamente a mis narices, a veces provocada por los pasos enfrente de mis cansados pasos con mi rodilla sonora, y mi sudor tapado; pero la mayor parte del tiempo la tierra se quedaba ahí, se compenetraba en mis manos, debajo de mis párpados, en mis pies... un día la limpié vanidosamente, vi cómo salía poco a poco de los dedos de mis pies, de mis uñas, dejé un poco abajo del huesito de mi tobillo, para seguir sintiéndola hasta regresar al DF...

el llegar a ese lugar cerrar los ojos y no oir nada absolutamente nada mas que mi corazón y mi respiración y poder apagarla para oir la nada fue absolutamente increible...

asombroso... de verdad asombroso, las subidas, las bajadas, los abejorros, las hojas de pino, el fuego, la leña, las estrellas y la luna, qué estrellas y qué luna!!!
ahora entiendo algunas otras cosas en la vida, en este planeta raro en el que nunca me he sentido completamente agusto, ahora entiendo que puedo viajar gracias a gusanos, babas, telescopios y mosquitos pica barbas.... jajaja, y que mi sonrisa es verdadera, estoy contenta SI!